lundi 16 juillet 2007
Antología Poética,
(1977-2007)
UNA POESÍA DE LA INFANCIA Y DEL EXILIO
Nos encontramos entonces en el país de las evocaciones y qué mejor vehículo de aquel que la poesía −de aquella que vaticina y devela, que se maravilla y sorprende eternamente. Puesto que de entrada, con un poema-prólogo, “Huachocopihue”, el poeta nos dice: Podremos pensar en la tierra baldía/ que heredamos, extrañamente, mientras leíamos/ el Libro Sagrado que desgastó nuestros ojos,// la novela del mar, toda la vida ésta para tramar nuestra dicha.
Y hablábamos de evocaciones y de curar el exilio, precisamente porque el poeta no puede comenzar su libro sólo con ese poema-prólogo de marras, sino que con la nostalgia de la tierra natal por el impacto que provoca el exilio cuando recién éste comienza: Mas siempre la nostalgia de tu tierra/ Traerá algún sabor en su canasto./ Cuando crees odiar, amas profundo.// Eres cual un fantasma siempre en guerra/ Con los días domingos, sobre el pasto./ Tu dolor es tan viejo como el mundo., termina diciendo en el soneto “Aquí debería comenzar mi canto” (y que también le da nombre a la primera sección del presente poemario). Y nótese el verso Cuando crees odiar, amas profundo, porque queda claro que Sánchez no se contenta (es un decir) con el lugar común de todo comienzo del exilio −cuando nos damos cuenta de que rompimos para siempre una (cómoda o incómoda, poco importa) continuidad y nos sentimos desgraciados y solitarios. No, el poeta vive su nostalgia afirmativamente, se da cuenta de que su dolor es tan viejo como el mundo. De algún modo es la postura trágica a la Nietzsche, es decir, la de aquel sumido en el amor fati: Tu semblante son los trenes que se duermen con el alba./ Llevas equipaje transitorio,/ viajas.// Desciendes en un andén,/ te preguntan tu nombre,/ no respondes.// Sin embargo, debes ser feliz porque estás vivo./ Vivir es algo sumamente serio para ti., nos dice en el poema “Extranjero”, de la misma sección que el anterior soneto (después de todo vivir es algo sumamente serio para cualquiera de nosotros). Se puede decir, entonces, que no hay sólo un pathos, siempre de algún modo tan fácil, sino que más que nada pura afirmación de esto que somos; de alguna manera se juega la baraja de la vida con el ojo abierto del vate, con la capacidad de observación de los antiguos arúspices, y algo nos recuerda al indio Vallejo con su cuervo, que a pesar del desgarro del exilio (“mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)”), establecía una cierta distancia irónica o, mejor aún, una cierta distancia humorística con su realidad de aquel entonces. Por eso, por esa filiación inevitable, cito enteramente el soneto de Sánchez, “El Ojo”, de la segunda sección de este hermoso libro: Sencillamente hay días en que el ojo/ No ve la realidad de buenas ganas/ Subidos en el cisne las mañanas/ Nos causan un dolor de color rojo// Y andando por caminos sólo el ojo/ Decide si en la marcha las campanas/ Habrán de repicar en las ventanas/ De aquellos que no miran con un ojo// Volviendo al tercer verso modernista/ No busco sustraerme a los problemas/ No obstante estoy buscando soluciones// A este mal estoico en que el artista/ Acaba por creer que sus emblemas/ Son meras necedades o emociones. O tal como en el poema “Hoy”, hay también una rítmica vallejiana, pero no en el sentido de alguna influencia −siempre tan molesta para cualquier poeta con oficio, que es el caso de Sánchez, de cuyo oficio qué duda cabe−, sino que de filiación, de hermandad poética: Hoy acabo de hablarme en una oreja/ Hoy acabo de hablarme en un oído./ Hoy estoy feliz, caramba!, qué tristeza/ Al sentir mi corazón redondo y amarillo. Así también, en el soneto “Pequeña biografía del energúmeno”, demuestra esa ligera distancia a través del humor (de la que hablábamos) de modo más que evidente: No le pidáis uvas a las peras./ Nuestra vida es una gran travesura./ Decimos hola y decimos adiós., que de paso nos lleva, evocativamente, al poeta chileno Jorge Teillier de aquel verso famoso: para ocultar lo único verdadero: que respiramos y dejamos de respirar. Y, sin ir más lejos, tenemos los siguientes hermosos versos, tan llenos de filiación, una vez más, con el poeta Teillier: Todas tus muchachas son hermosas como los calendarios que nos regala la eternidad./ Todas tus muchachas son hermosas como las vocales de los ciruelos que despiertan bajo los sauces meditativos del tiempo.//Todas tus muchachas son hermosas como las pestañas del cilantro.(“El Calendario de la Eternidad”), porque se hace presente, aquí, lo que algunos llaman “lo lárico”, pero que, a mi juicio, debería llamarse la evocación de la infancia en el exilio. Y que es casi como volver a producir el mundo: El oro de los campos es latido de pluma; galopan a lo lejos caballos invisibles, y en el anfiteatro de la nieve y el musgo sólo los moscardones semejan a una piedra. (“La Frontera”).
La poesía de Patricio Armando Sánchez es como el Das Lied von der Erde (“El Canto de la Tierra”) de Gustav Mahler: evoca a través de la tristeza y del maravillamiento frente al formidable resplandor de este mundo una especie de ciega fe en el paraíso perdido pero, también, ese amor fati a la Nietzsche del que ya hablé más arriba. La vida es algo serio y por eso debe ser tomada con humor y con rabia, con amor y con pena, y a través de todo eso afirmarla más allá de los ríos que van a dar a la mar que es el morir, como dice Manrique, porque tal como nos dice nuestro poeta: Son los ríos la dicha de la dúctil granada: cuyo cristalino ramaje de asteroides alumbra los senderos por donde el trigo huye en busca de un molino que sólo será piedra. (“Valles”). Es indudable: el poeta recorre el mundo y recorre la poesía y la vida misma (la suya, la del otro, la de todos nosotros) y, por eso, seguramente, se sentará en el recodo del camino a la usanza del poeta Machado, mirará hacia atrás y hacia delante, compartirá o no su pan y su vino y luego volverá a echar a andar: Doy las gracias al viento y a los árboles/ a las palomas que vendrán mañana/ a despertarme con sus alas blancas (“Gracias”).
Caleta Horcón, Chile, marzo de 2007.
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